Gérard Grisey – Périodes (1974)
Flauta, clarinete, trombón, violín, viola, violoncello y contrabajo
17 min.
Editor: Casa Ricordi srl, Milán
Representante: Melos Ediciones Musicales S.A., Buenos Aires
Pablo Araya – DELTA S – RE 4000 (2022)*
Flauta, clarinete, percusión, piano, violín, viola, violoncello y contrabajo
12 min.
Editor: BabelScores, París
*Estreno mundial – encargo ArtHaus
Tristan Murail – Ethers (1978)
Flauta (en do, sol, piccolo y baja), trombón (tenor-bajo) violín, viola, violoncello, contrabajo y percusión
21 min.
Editor: Wise Music Classical, Londres
Representante exclusivo: Barry editorial, Buenos Aires
Ensamble ArtHaus
Amalia Pérez, flauta
Federico Landaburu, clarinete
Pablo Fenoglio, trombón
Bruno Lo Bianco, percusión
Marcelo Balat, piano
Grace Medina, violín
Mariano Malamud, viola
Benjamín Báez, violoncello
Julián Medina, contrabajo
Pablo Druker, dirección
Gonzalo Maciel, propuesta visual y espacial
Así como la luz se puede descomponer o filtrar a través de un prisma, el sonido se puede escuchar, analizar y descomponer en sus elementos espectrales, sus parciales. Los primeros espectralistas Grisey y Murail, imaginaron que este aura o estela del sonido podía transformarse en herramienta de expresión, en la estructura fundacional de un lenguaje.
El sonido se desprende de agregados y se reduce a su mínima expresión: el espectro y sus variaciones. La síntesis aditiva y sustractiva emerge como técnica de composición musical instrumental. Como la luz, el sonido se imprime en la retina.
El lenguaje está cargado de fundamentales más o menos presentes pero sin funcionalidad o modalidad. La verticalidad, la estructura del acorde, se construye a partir del espectro.
El resultado es una música construída alrededor del color y el timbre, pero a su vez en constante movimiento : la materia se transforma a diferentes velocidades, se comprime y se expande.
Como la armonía y el ritmo, el universo microtonal ocupa un lugar estructural en el espectralismo. A través de los microtonos se amplía la paleta de lo posible, imbricando sonidos intermedios en la escala cromática de los doce sonidos del piano. Sonidos o frecuencias que parecían no existir, negadas por la arbitrariedad de la práctica hegemónica, los automatismos, la manufactura de los instrumentos, los límites de la notación y las convenciones dominantes y fronteras del lenguaje de Europa occidental de los siglos precedentes, emergen, se iluminan y se vuelven naturales, espontáneos.
A través de dos de las obras que escucharemos esta noche, Périodes de Gérard Grisey y Ethers de Tristan Murail, nos adentraremos en dos partituras y compositores fundacionales del movimiento espectral pertenecientes a un período y espacio específicos, la Francia de los años 70s.
Por su parte, el argentino Pablo Araya nos propone el estreno de DELTA S – RE 4000, encargo de ArtHaus especialmente compuesto para este concierto. El trabajo de Araya se inscribe en la tradición de Iannis Xenakis o Julio Estrada y explora las nociones de orden y desorden así como sus intersticios.
Dejando de lado la notación tradicional, Araya escribe de manera ultra detallada y multiparamétrica los gestos y la mecánica de producción del sonido. La partitura subraya los medios relegando los fines; se subvierte la notación convencional y se enfatiza la escritura de las acciones y los movimientos de los músicos, poniendo en un segundo plano la escritura del sonido.
La partitura ruidista de Araya sirve entonces como reverso del universo espectralista y tiende un sendero expresivo mediando entre los trabajos de Grisey y Murail.
Finalmente, el artista visual Gonzalo Maciel hace del concierto un viaje sónico luminoso delineando el espacio con una serie de obras cargadas de energía, Ensayos sobre constelaciones, que impulsan al espectador a desconectarse de su contexto inmediato y fundirse en un estado hipnótico. El color y la luz trastocan los sentidos y producen un efecto refulgente e inmersivo.
LUCAS FAGIN